Jim Jarmusch y la exposición de sus fotografías favoritas y más inspiradoras.
- Cristóbal Millas
- 19 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 11 may
En su última película La habitación de al lado, Pedro Almodóvar rindió un homenaje claro al mundo de la fotografía. En una escena en la que los personajes encarnados por Juliane Moore y Tilda Swinton charlan en un sofá, puede verse, colgada sobre este, una instantánea de Cristina García Rodero.

Es evidente que existen miles de nexos entre cine y fotografía, pues el cine es, si lo reducimos a la mínima expresión, fotografía en movimiento. Podemos encontrar, por ejemplo, la figura de cineastas que son también fotógrafos, como Win Wenders.

Presencia en la feria de arte más importante del mundo, Paris Photo.

Jim Jarmusch el director de culto que nos a regalado obras como Stranger Than Paradise (1984) / Dead Man (1995) / Ghost Dog: The Way of the Samurai (1999) / Coffee and Cigarettes (2003) / Broken Flowers (2005) / Only Lovers Left Alive (2013) / Paterson (2016), puede unirse a esta lista desde que, el pasado mes de noviembre, mostrase en la feria de arte más importante del mundo, Paris Photo, un recorrido por algunas de sus instantáneas preferidas.

Para ello escogió a una serie de artistas y obras que se relacionan con la estética de sus películas o que han condicionado su cine, tan personal, tan especial, tan comprometido con todo lo que se encuentra en los márgenes. Sobre esto, el músico y también amante de lo contracultural Tom Waits afirmó en una ocasión que: “La clave para Jim fue que se quedó canoso cuando tenía 15 años... Como resultado, siempre se sintió como un inmigrante en el mundo adolescente. Ha sido un inmigrante –un benévolo y fascinado extranjero– desde entonces. Y todas sus películas son sobre eso”.

Quizá también influyó en ello, además de su pelo blanco, que en aquella época comenzase a robar a su hermano los libros de William Burroughs, Jack Kerouac y compañía, plagados de personajes fascinantes precisamente por su carácter marginal. De hecho, una de las fotografías que el cineasta ha destacado es un retrato de Kerouac realizado por Robert Frank, quien fue amigo personal de Jarmusch y del que este año se ha celebrado el centenario de su nacimiento.

Sin embargo, el eje central de la labo del director gira en torno al surrealismo como celebración del aniversario de este movimiento. A nadie que haya visto una de sus películas le sorprenderá el amor que profesa por él. Jarmusch afirma que “su belleza parte de mirar las cosas de una manera diferente”, y añade que “se trata de yuxtaponer lo mundano y lo fantástico”. Confiesa, incluso, que fue este movimiento el que lo llevó a París a sus veinte años, y que utilizó Nadja, la novela de André Breton, como una especie de guía para recorrer la ciudad.

HUESOS, TRANSEXUALES Y PISCINAS
A los grandes nombres como Man Ray –del que además se han presentado una serie de grabaciones a las que el director puso música junto a su grupo SQÜRL– o Dora Maar se han sumado también algunos españoles como Darío Villalba o Carmen Calvo, que se encontraban en París de la mano de la galería valenciana Luis Adelantado. Este añadido a las fotografías puramente surrealistas se debe a que el director ve en ellas esa combinación entre lo mundano y lo fantástico que es precisamente lo que más le interesa del movimiento fundado por Breton.

Entre estas piezas destacan también instantáneas de nadadores en piscinas de David Hockney, los retratos de la comunidad transexual de la Italia de los 60 de Lisetta Carmi o las catacumbas de Palermo capturadas por Peter Hujar. En muchas de ellas, además, aparecen personajes extraños o aislados, así como cierto aire onírico, de irrealidad, que hace pensar que estas instantáneas y la filmografía de Jarmusch provienen de un mismo lugar.

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